Translation Exercises: 2
Translation Exercises: 2
En
ninguna forma el tema de estas líneas serán las divertidas equivocaciones en
que con frecuencia incurren los traductores. Se ha escrito ya tanto sobre esto
que ese mismo hecho demuestra la inutilidad de hacerlo de nuevo. La experiencia
humana no es acumulativa. Cada dos generaciones se plantearán y
discutirán los mismos problemas y teorías, y siempre habrá tantos que
traduzcan bien y sabios que de vez en cuando metan la pata.
Desde
que por primera vez traté de traducir algo me convencí de que, si con alguien
hay que ser paciente y comprensivo es con los traductores, seres por lo
general más bien melancólicos y dubitativos. Cuando digamos en media página me
encontré consultando el diccionario en no menos de cinco ocasiones, sentí tanta
compasión por quienes viven de ese trabajo que juré no ser nunca uno de ellos,
a pesar de que finalmente he terminado traduciendo más de un libro.
Estamos
en un mundo de traducciones del que hoy ya no podemos escapar. Lo que para
Boscán era un pasatiempo cortesano, para Unamuno resultaba un imperativo
ineludible. En el siglo XVI Boscán se afanaba en dar conocer a
los españoles las leyes que dictaban los buenos modales, puestas de orden por
Baltasar Castiglione: Unamuno, en el XX, las que rigen el comportamiento
humano, según Arturo Schopenhauer. O sea, la diferencia que va de moverse en un
salón de baile a hacerlo en el Universo.
Plural,
Augusto
Monterroso
The subject of these lines won’t be the funny slips in
which translators tend to fall. So much has been written on the subject that
the very fact demonstrates the futility of doing it again. Human experience is
not cumulative. Every two generations the same problems and theories will be
brought up and argued, and there will always be those who translate accurately
and those wisemen who mess it up.
Since I first tried to translate something, I
convinced myself that, if we have to be patient and comprehensive with someone,
these are the translators, those melancholic and dubious beings. When, by the
middle of the page I found myself checking the dictionary for at least the
fifth time, I felt such sympathy for those who make a living from translating,
that I swore not to become one of them, despite I’ve finally ended up
translating more than one book.
We live in a world of translations and we cannot scape
from it. What Boscán considered a courtly hobby, was considered by Unamuno as a
must. In the sixteenth century Boscán endeavoured to let Spanish people know
Baltazar Castiglione’s laws regarding good manners. Unamuno, in the twentieth
century, those for human behaviour, according to Arturo Schopenhauer. In other
words, the difference that goes from moving in a ballroom to doing it in the
Universe.
Plural,
Augusto
Monterroso
(Translated by
Nefertari Vazquez)
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